martes, 13 de noviembre de 2012

La falsa cúpula.

Para el cerramiento de la cubierta de algunas chozas minerales, se utilizaba en dos de sus variantes, la técnica de “aproximación de hiladas”, destinándose la “falsa cúpula” para construcciones de planta circular y la “bóveda de cañón” para las rectangulares.

Centrándonos ahora en las primeras, todas disponen de una ventilación o salida de humos en su parte más alta, un revestimiento de tierra en el exterior de la cubierta y aleros de lajas. Alguna, ha sufrido ciertas remodelaciones, consistentes en su tejado a dos vertientes, instalación de chimenea y enfoscado de paredes, acabado que no se le solía hacer. Así, casi todas están ejecutadas con piedra tosca tomada con barro, trabajándose levemente los dinteles, el umbral y las jambas, donde aparecen marcas de puertas con gorronera y pestillo empotrado.

En cuanto a su distribución y difusión por la provincia, hay que señalar que aunque están presentes por casi todas las comarcas y áreas, no constituían un sistema muy extendido, como si ocurre en otras zonas de la Península Ibérica. Aparecen algunos ejemplos bien conservados en Los Pedroches, Alto Guadiato y Campiña Baja, y se documenta la posibilidad de que aún existan algunas en la Subbética. Suelen ser construcciones de pequeño formato (3.40 a 4.40 m. de diámetro exterior), y (2.37 a 2.60 m. de diámetro interior) existiendo uno con un habitáculo de mínimas dimensiones (1.80 x 1.20 m.).


Composición con los ejemplos de esta tipología.


En lo referente a sus usos, están claramente asociadas a la actividad ganadera, siendo en la mayoría de los casos, albergues y refugios de porqueros o pastores. Dos de ellas (Torrecampo y Hornachuelos), están ubicadas a muy escasos metros de zahurdas y parideras de cerdo ibérico, también construidas por aproximación de hiladas, pero en sistema de bóveda de cañón.

En muchas zonas de España, tienen denominaciones específicas (torrucas, tambores, cucos, bombos, barracas, etc.), pero en Córdoba no se ha registrado ninguna forma especial para denominarlas, señalándose con el término de “choza”, o “choza de piedra”.

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